" Quien enseña al hombre a morir le enseña a vivir" ( Michel de Montaigne, filósofo)
Afortunadamente, desde hace algunos años se está mostrando interés desde el campo educativo ( familia-escuela) en conocer el proceso de duelo en la infancia. Está demostrado que los niños son capaces de entender y asimilar la muerte y que deben pasar por un proceso de duelo, al igual que el resto de sus familiares.
La muerte de un ser querido para el niño puede llegar a ser un suceso traumático si no atendemos a sus necesidades, y esto significa básicamente que debemos hacerles partícipes, de alguna forma, del duelo familiar, informarles de lo que ha ocurrido y dejarles expresar libremente sus emociones.
A la hora de informar a los niños sobre el fallecimiento de un ser querido tenemos que tener en cuenta los siguientes puntos:( Markhan, 1997)
- Nunca debemos ocultar la muerte para evitar sufrimientos, puesto que esto puede causar a la larga mayor sufrimiento.
- No usar mentiras
- Explicarles lo que significa la muerte con delicadeza y de forma que lo entiendan. La forma en que el menor va a comprender la muerte dependerá en parte a su edad.
- Si no se sabe como explicar algo, confesarlo.
- No usar eufemismos ( por ejemplo “está en el cielo” ya que el niño puede querer seguir al ser querido)
- No dar falsas esperanzas de regreso del fallecido
- No relacionar la muerte con el sueño ( “...está durmiendo”) ya que puede provocar problemas al dormir
- Expresar las emociones ( tristeza, pena, etc.) delante del menor y dejar que él exprese las suyas.
- Dejarle hablar y preguntar sobre ello todo lo que necesite.
Con respecto al entorno del menor es recomendable ( Fernández Millán, 2002):
- No obligar al niño a que acuda al velatorio o entierro, ni tampoco prohibírselo, hay que dejar que elija. Aunque es recomendable que se realice con él algún tipo de ceremonia como visitar la tumba, poner flores o encender velas.
- Informar a la escuela de lo que ha sucedido para que los profesores actúen en consecuencia
- Dejar algunas fotografías del fallecido para que el niño no sienta una separación total y pueda recordar a su familiar. Sin embargo debe evitarse dejar las pertenencias del fallecido como si estuviese a punto de regresar.
Además hay que tener presente algunas reacciones normales de los niños que se pueden dar semanas posteriores a la muerte del familiar: como un aumento de la dependencia con sus progenitores o por el contrario mostrar cierto rechazo o despegue; mostrar tristeza, rabia, ira, preocupación, problemas de sueño, etc. Estas reacciones dejan de ser normales si después de semanas, perduran y/o se intensifican ( como un insomnio prolongado,pérdida de apetito, etc.) Ante cualquier señal de este tipo lo mejor es acudir a un profesional. Lo importante es que sus padres/tutores vivan y transmitan a los menores el duelo como un proceso natural y necesario y también que les dejen expresar libremente sus emociones, de esta forma los niños asimilarán perfectamente lo que ha ocurrido.
Por último os dejo un interesante enlace de una web especializada dirigida a madres/padres y profesores, donde podréis encontrar recursos relacionados con este tema.
Página web para padres y profesores
" Tras la pérdida de un ser querido, nos sentimos solos navegando en un mar de tristeza. Pero es justo en estos momentos cuando podemos comprender que la muerte es parte de la vida" ( Carmen Vázquez)
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